El almizcle es una familia de aromas cuyo carácter viene determinado por las notas del grupo de los almizcles: almizcle natural de ciervo almizclero, llamado negro, diversos almizcles sintéticos, llamados blancos, así como algunas notas que tienen un tinte animálico en su perfil.

El número de aromas estrictamente almizclados es pequeño, pero en la perfumería moderna no se puede sobreestimar el valor de los aromas de almizcle.

Los llamados almizcles blancos, que incluyen un gran grupo de sustancias aromáticas (galaxolida, gabanolida, exaltolida, romandolida, brasilato de etileno, cachemira y muchas otras), están presentes en cantidades variables en casi todas las composiciones de perfume. Esto se debe a los efectos que estos elementos aportan a las fragancias: suavizan los “bordes afilados”, modifican otros componentes y aumentan la durabilidad del perfume sobre la piel.

Sin embargo, no todos tienen un matiz animal o corporal en su olor, y algunos, por la sensación de limpieza y/o de la piel humana bien lavada, se utilizan en detergentes sintéticos (detergentes en polvo, suavizantes).

Pero los aromas pertenecientes a la categoría almizclada se caracterizan precisamente por un trasfondo corporal o animal de distintos grados de intensidad y severidad. Por regla general, son suaves, aterciopelados, insinuantes y no demasiado brillantes, imitando el olor de la piel humana.